viernes, noviembre 25, 2005

Salzburgo: la magia de la música y el agua

Pensar en Salzburgo es evocar la música. Resulta inevitable recordar la figura de Mozart, sin duda el más ilustre de sus habitantes, cuando se habla de esta preciosa ciudad austriaca a los pies de los Alpes.
También en Salzburgo, y en la misma pila bautismal de Mozart, fue bautizado un año después el que sería el humilde párroco que compuso la célebre ?Noche de paz?, la melodía más reproducida y vendida del mundo.
Pero la música en Salzburgo no está sólo en sus grandes compositores e intérpretes, se encuentra viva en sus calles y plazas, en las orillas del río Salzach que la atraviesa, junto a los muros de su espectacular castillo. Está en los carillones de sus campanarios, en los órganos de sus iglesias, en los pequeños coros infantiles, en los músicos ambulantes.
En esta ciudad barroca se mezclan el pasado ostentoso con un presente moderno y lleno de vida, la herencia d Mozart y de los príncipes-arzobispos con la cultura contemporánea. Su casco antiguo, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad, destaca por su gran armonía, aunque tal vez la vistas más impresionantes de la ciudad se obtengan desde la orilla de río, con la cúpulas de la catedral y las iglesias recortándose delante de la Fortaleza Hohensalzburg o, justamente, desde lo alto de este enorme castillo .
AÑO DEL AGUA
Pero si Salzburgo es claramente una ciudad de arte, cultura y música, también es una ciudad de agua, un título especialmente significativo en el 2003, que ha sido declarado por la Asamblea General de la ONU, como el Año del Agua. Y el agua, que circula caudalosa por el río Salzach, marcó el origen de la ciudad.

El agua tiene un papel esencial en la ciudad, pero también un mágico efecto decorativo. El río marca las mejores perspectivas y consigue el efecto de conseguir dos ciudades en una, la real y la reflejada. También adorna en forma de fuentes las plazas de la Catedral y la de Mozart, los bellísimos Jardines de Mirabell y el Palacio de la Residencia.
Pero donde sin duda el agua muestra su carácter más original y juguetón es en la residencia veraniega de Hellbrunn, construida por el príncipe-arzobispo Markus Sittikus, y en la que instaló su célebres Juegos de Agua, que salen de pequeños chorros escondidos en grutas y rincones de forma que sorprenden, y mojan, a los visitantes.
Pero también el agua hace que se pueda escuchar el canto de los pájaros, se ponga en marcha un teatro con 256 figuras o suene un órgano. Posted by Picasa